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Todo el mundo lo sabe: la razón por la que una persona en México, en pleno uso de sus facultades mentales, decide dedicarse a la política, es para, algún día, aparecer en un cartón de Naranjo.
Esa es su razón de ser, su máximo anhelo en la vida. A ello dedican sus mayores esfuerzos. Si termina un sexenio y un funcionario no fue dibujado por este caricaturista, así hubiera sido como extra, en uno de sus cartones, puede decirse que su desempeño fue un fracaso absoluto. Es por ello que muchos políticos respiran aliviados cuando son ratificados en sus cargos. Saben que tienen una segunda oportunidad, y que deben aprovecharla porque podría ser la última.
Algunas personas pensaron que la decisión del gobierno de Fox de ofrecer conferencias de prensa en la presidencia de la República todos los días a las siete de la mañana, se trató de una burda copia de las conferencias mañaneras de López Obrador, para pelearle la nota. Mentira. La verdadera razón fue que decidieron comenzar a trabajar más temprano para tener más horas, y así, lograr cometer un mayor número de estupideces con la esperanza de llamar la atención de Naranjo.
Por esta misma razón, Echeverría dijo aquella famosa frase de “Ni nos beneficia, ni nos perjudica, sino todo lo contrario”. A Naranjo le benefició. Es por eso que López Portillo prometió defender el peso como un perro, que De la Madrid decidió no hacer nada frente a la tragedia de los terremotos de 1985 y hacer todo para la tragedia de los pactos económicos.
En 1988, hubo un personaje que quiso pasarse de listo con Naranjo. Este individuo pensó para sí mismo –generalmente todo lo hace para sí mismo –: “No le voy a dar el gusto a ese cabrón de Naranjo de que me haga una caricatura. Yo voy a llegar a la presidencia hecho una caricatura”. Y, en efecto, Carlos Salinas de Gortari se adelantó a los caricaturistas e inauguró la imagen del máximo mínimo, que hoy se ha vuelto a poner de moda con Calderón.
Por eso Fidel Velásquez decidió vivir 390 años, y por eso nos heredó a la Güera Rodríguez. Por eso se cayó el sistema en la elección de 1988. Por eso Elba Esther Gordillo se ha hecho 3 mil 860 cirugías plásticas; para algún día ser idéntica a cómo la dibuja Naranjo. Por eso Zedillo propuso el Fobaproa, y el PAN de Calderón lo aprobó.
Cuentan que el actual inquilino de los Pinos, cuando recibió el uniforme de militar que se mandó a hacer para dar la imagen de un presidente fuerte, estuvo a punto de mandar fusilar al responsable cuando vio que el uniforme le quedaba seis tallas más grande. Pensándolo mejor, se dio cuenta de que con ese uniforme, sería un éxito en las caricaturas de Rogelio Naranjo. Entonces decidió premiar al autor del desaguisado nombrándolo secretario de Gobernación.
Todo por aparecer en un cartón de Naranjo.
Los cartones de Naranjo son el verdadero
Diario Oficial de la Federación, son el real y auténtico
Plan Nacional de Desarrollo. Sus editoriales gráficos son los legítimos y fieles informes de gobierno. E incluso, a diferencia de los informes oficiales, mientras éstos han caído en desuso, los cartones de Naranjo gozan de cabal salud.
Todos estos personajes –y muchos más que han sido retratados meticulosamente por la plumilla de Rogelio Naranjo (los políticos corruptos, los empresarios voraces, los sacerdotes abusivos, los dueños del poder), irán a parar indefectiblemente, al basurero de la historia. Los cartones de Naranjo, estamos seguros, constituyen ya, las mejores páginas de la verdadera historia de México.
(Texto leído en el VII Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, en el marco de la 22 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Rogelio Naranjo fue galardonado con el Premio La Catrina, por su trayectoria profesional).