lunes, 25 de mayo de 2009

LA PORTADA DEL CHAMUCO

En cada reunión de El Chamuco, cuando terminamos de armar el número que vamos a entregar y comenzamos a medio planear el siguiente, se formula la pregunta que todos temen… Bueno, la pregunta que yo más temo: ¿A quién le toca la portada?

Cuando comenzó El Chamuco, en su primera época, a principios de 1996, yo llevaba sólo un año como caricaturista y tenía muchas ganas de hacer una portada. Pero, por ser un principiante, mis colegas tenían serias y razonadas dudas sobre la calidad del resultado.

No fue sino hasta el número siete que pude hacerla. Con todo y pánico escénico, me esmeré lo mejor que pude. La hice con acrílico, ya que las computadoras y el Photoshop eran sólo un sueño futurista e improbable. El resultado fue este:



Afortunadamente ese número de la revista se vendió bien. Es decir, no tuvimos que cerrar el changarro por un súbito desplome de ventas. Prueba superada.

Durante toda la primera época, hice algunas portadas que me gustaron y, sobre todo, que me divirtieron mucho, como ésta del primer aniversario (que tampoco está hecha en Photoshop, sino –aunque usted no lo crea– toda A MANITA). Por cierto, la única portada de El Chamuco, en la cual aparecemos los hijos del Averno:



O bien, esta parodia de "Men in black" (también sin Photoshop. Ese resplandor que ven está hecho con acrílico):



Más recientemente, en esta nueva época, ya les he comentado de portadas como ésta… o como ésta.

Pues bien. Nuevamente llegó la pregunta temida y, sobre todo, la respuesta aún más temida. Me toca la portada. Y no sé qué hacer.

Invito a los lectores de este blog tamaño carta a que sufran conmigo…

Empecemos con un horrible boceto…



Seguimos con un primer trazo…



¡Gulp!, me temo que el "horrible boceto" tiene más gracia que el dibujo más acabado. He aquí el primer entintado:



Luego viene el indispensable y maravilloso "ashurado", o, lo que es lo mismo, las miles y miles de rayitas que han aumentado mis dioptrías de una manera alarmante.



(Se me ocurrió incorporar en la misma ilustración, el cabezal de El Chamuco. ¿Cómo ven?)

Dee! me pregunta que con qué entinto. Pos… con tinta.

El entintado general lo hago con plumilla, la cual permite dar diversas calidades de línea. Los detalles más finos del ashurado los hago con un estilógrafo punto ultra fino, de esos que, cuando se tapan, no hay poder humano sobre la tierra que logre destaparlos, y lo único que queda es tirarlos a la basura y comprar uno nuevo.

Finalmente, aquí está la ilustración terminada.



Utilicé una combinación de colores basada en un experimento que se hizo en un laboratorio de la Universidad de Baltimore, el cual demostró que 98% de las personas que veía estos colores en la portada de una revista en un puesto de periódicos, la compraba inmediatamente.

¿Qué esperan?

lunes, 18 de mayo de 2009

jueves, 14 de mayo de 2009

DERECHO DE RÉPLICA

Les confieso algo: yo estuve con Carlos Ahumada en esta mesa:



Pero para mi mala suerte, nunca me dio ni un centavo. Ni en bolsas del súper, ni mucho menos en ligas ni en maletas.

En 2003, varios meses antes de los "videoescándalos", Raymundo Riva Palacio me buscó para invitarme a colaborar en un nuevo periódico que próximamente saldría al mercado: El Independiente. Riva Palacio y Javier Solórzano serían los directores y me invitaban a ser el cartonista editorial. El proyecto nunca me interesó, pero me daba mucha curiosidad. Argumenté que el trabajo que hacía en ese entonces en Milenio, con Helguera, me obligaba a consultar con este último una eventual salida de ese diario. Raymundo aprovechó esto para extender la invitación a El Independiente a Helguera, e incluso a El Fisgón.

Días después, para tratar de convencernos, nos concertó una cita con el empresario dueño del periódico en ciernes, un tal Carlos Ahumada. El rumor de que Ahumada tenía un romance con Rosario Robles ya era conocido. Así que el morbo nos llevó de la mano a las oficinas de Ahumada en Av. Revolución. La decepción fue enorme. Ahumada resultó ser un tipo totalmente pedestre que, a duras penas, lograba hilar una idea coherente. Ya no digamos articular una frase completa. Sus mayores –y en ese momento supuse que únicos– conocimientos eran sobre futbol, así que, para intentar convencernos de colaborar en su periódico, utilizaba puras metáforas futboleras. Como yo sé muy poco de futbol, no le entendí absolutamente nada. Antes de irnos, nos pasó a un privado donde Solórzano y un par de personas más revisaban los números cero de El Indepenidente sobre la mesita redonda que, meses después, se volvería famosa en el triste programa de Brozo.

Al salir, lo único que pudimos pensar fue: "¿Qué le vio Rosario Robles a este pelmazo?".

En un cuarto, y último intento de convencernos de colaborar con ellos, Riva Palacio nos llevó a conocer las instalaciones del diario. Una vez que entramos a la oficina de Ahumada, sin que éste estuviera presente, le dije a Raymundo: "Si querías convencernos, la peor estrategia era llevarnos con Ahumada". "No sabe ni hablar", le dijo Helguera. Riva Palacio, con una media sonrisa, nos dijo. "Bueno… un intelectual no es…". "No", dije yo, "un intelectual, no; es un pendejo". No había acabado de decir eso, cuando Ahumada entró a la oficina. Si me escuchó o no, nunca lo supe.

El resto es historia.

Así que si Ahumada tiene algún video nuestro, en él aparecemos diciendo que es un pendejo.

(¡Demonios! Ahora entiendo por qué nunca me dio ninguna maleta llena de dinero).

La razón por la que un tipo con tan poco seso haya podido engatusar a casi toda la clase política en México, es porque ésta carece de cualquier escrúpulo, tiene una ambición desmedida y entiende muy bien las metáforas futboleras.

No cabe duda, con dinero baila el perro.

miércoles, 6 de mayo de 2009

lunes, 4 de mayo de 2009

HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE MONSIVÁIS…

…y pueden ir a felicitarlo al blog hermano de este blog tamaño carta, con la certeza de que él nunca se va a enterar.

Para celebrarlo, les presento una extraña caricatura que hice de él hace 14 años, y que, hasta donde recuerdo, es inédita.



Conocí a Monsi hace alrededor de diez años, y, desde entonces, lo que no deja de sorprenderme, es su capacidad para encontrar la palabra exacta para definir con precisión lo que quiere expresar. Mientras los humildes mortales utilizamos –por decir algo– la palabra "padre" como adjetivo para calificar las situaciones y los objetos más variados, Monsiváis escoge el adjetivo único e insustituible para hacerlo con la mayor precisión.

Monsiváis es también una enciclopedia andando, y, como él mismo reconoce, es un compendio de anécdotas y trivias ociosas e inútiles, pero absolutamente disfrutables.

Hace ya varios años, los chamucos acudimos con él a una plática en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca. Por esos días, corría el rumor de que el entonces presidente Zedillo iba a renunciar a su cargo. Unas horas antes de la presentación, nos reunimos el Fisgón, Helguera, Patricio y un servidor, para hacer una lista de rumores absurdos y delirantes para leerlos ante el público. Yo tardé horas en pergeñar tres o cuatro ideas medianamente presentables.

Ya en la mesa, los caricaturistas nos rolábamos el micrófono para leer un rumor a la vez. Cada que el micrófono pasaba por las manos de Monsiváis, éste ideaba e improvisaba, justo en ese mismo momento, un rumor, por mucho, más ingenioso y divertido que cualquiera de los que a nosotros nos tomó horas elaborar.

En esa misma mesa, ante la insistencia del público en llamarlo Monsi, él dijo impasible: "También pueden llamarme Váis".

Por alguna razón, Monsi cree que yo sé mucho de cine. O que sé algo… O que alguna vez he visto alguna película… Así que, una vez, me preguntó que qué me parecía Porrsqltnon Strroghryehs (o algo así fue lo que me pareció escuchar). Con toda la seguridad que da la ignorancia, le contesté: "Esa película no la he visto…" Él me miró de manera condescendiente y me dijo: "No es película, es un director…"

Ahora, años después, sé que se refería a Preston Sturges. Tengo toda su filmografía y casi soy un experto en su obra (bueno, ya compré las películas… Ya, déjenme en paz…).

Pues hoy Monsi –o Váis– cumple 71 años.

Hace justamente un año, fue víctima de innumerables homenajes. Hoy, aquí en mi blog tamaño carta, quiero tomar venganza de las veces que me ha agredido haciéndome contar con su amistad. Por ello publico estas dos fotos.

Monsiváis con su pastel de cumpleaños:



Y la foto que todo México quería ver; Monsi ¡¡¡CON TAPABOCAS!!!



Feliz cumpleaños, Carlos.