Diez años después, Peter Gabriel regresó y ofreció un par de conciertos en el Auditorio Nacional. Fue un fiasco. Un señor avejentado, calvo y con un sobrepeso que entorpecía todos sus movimientos, hizo como que entonaba algunas canciones con una hueva espeluznante. Y, para colmo, no cantó "In your eyes".
Es por eso que, su tercer visita a México, me provocaba bastante escepticismo. Pero hubo algo que me animó a asistir: Travis.
Esta banda escocesa es, por mucho, una de mis favoritas. Y, por alguna razón, en nuestro país es más bien soslayada (una señora, atrás de mí, le compartía su sabiduría a su amiga: "Yo antes creía que Travis era el nombre del grupo…").
¿Por qué no tienen legiones de admiradores? Tal vez porque no andan propagando sus compromisos con causas políticamente correctas, ni se reúnen con Bush o Blair para buscar acabar con el hambre en el mundo, ni son oscuros y azotados. Son sólo cuatro tipos que se divierten como enanos haciendo lo que mejor hacen y más les gusta hacer: música. Y, para mi gusto, una música del mejor nivel.

Así que, a pesar de lo corto de su presentación como teloneros, yo los disfruté enormemente.
Y cuando me temía otra decepción más del señor Gabriel –miedo que se tornó casi en certeza cuando se hizo presente en el escenario con su apariencia de buda-gurú-jedi solemne y ceremoniosa– la realidad me abofeteó y me recetó un gran concierto.

Renunciando ya a la pirotecnia visual y energía física de sus presentaciones de antaño –la edad ya no lo permite–, el espectáculo en sí, fue la maestría de su música y de sus músicos. Y, al contrario de sus conciertos del 2003, ahora sí entabló una verdadera comunicación con su público, y además, en nuestro propio idioma.



En la parte final del concierto, no dejó de llamar mi atención ver a decenas de integrantes de lo más granado del jet set mexicano levantando el puño en honor de Steven Biko –activista anti-apartheid sudafricano asesinado en 1977–. Pura gente bonita, la misma que cotidianamente aborrece y detesta a los activistas y luchadores sociales que hay actualmente en nuestro país.
Me acordé de cuando me encontré a Guillermo Velasco Arzac en un concierto de Serrat, o al mismísimo Ulises Ruiz en el concierto de Roger Waters.
Verídico.
P.D. 1: Me voy a comprar un sombrerito como el de Fran Healy.
P.D. 2: Una chica de ojos muy bonitos que estaba junto a mí, cuando me descubrió tomando apuntes, me dijo que ella también dibujaba, y me hizo esto:
