Hace un par de días, un amigo me comentó, de fuente muy confiable, que Felipe Calderón siente una especial molestia por mi trabajo. Que se siente muy ofendido al verse caricaturizado con la estatura con la que yo lo retrato.
Haiga sido como haiga sido, ¿qué esperaba? Si lo dibujara con la estatura moral que realmente tiene, no se alcanzaría a ver.
No es la primera vez que me comentan la molestia de ese señor. Otros amigos –también con fuentes muy confiables– me han dicho lo mismo.
Las razones no varían mucho.
Uno me comenta que es por el
cartón de "Falderón" que les platicaba el otro día, donde lo dibujé como perrito faldero. Por lo tanto, parece que su molestia aumentó cuando reciclé el cartón para la
portada de El Chamuco.
Otro amigo me dijo que el origen del enojo fue este dibujo que hice para un
Mono Sapiens, donde Helguera y yo proponíamos diseños para la escultura de Fox que se erigiría en el jardín de Los Pinos, una vez que, gracias a dios, dejara la presidencia.

Otra versión que me han contado, es que le dio coraje que yo hubiera diseñado una caricatura de
el Peje que hubiera resultado tan simpática para la gente, como fue el AMLITO:

De ser cierta esta última versión, la verdad es que Calderón debería de estar agradecido conmigo, ya que, a decir de varios amigos y lectores –y, sobre todo, amigas y lectoras–, el Calderoncito que dibujo está "todo tierno".
Hace unos años, varios colegas moneros nos reunimos con Felipe Calderón, cuando éste era líder de la bancada panista en la Cámara de Diputados. En ese entonces, el gobierno foxista, a través de su secretario de Hacienda, el salinista Francisco Gil Díaz, propuso quitar la exención de impuestos a los autores. Varias sociedades autorales –escritores, músicos, compositores– se organizaron para protestar. A Magú se le ocurrió organizar reuniones con los líderes de las fracciones de los tres principales partidos: Beatriz Paredes, del PRI; Martí Batres, del PRD; y Calderón del PAN.
En la reunión con el panista, éste argumentó que, por principio, todos los ciudadanos debían ser contribuyentes, que no tenía porqué haber privilegios para nadie. Helguera le preguntó que por qué, entonces, los miembros de la Iglesia y los banqueros –como Roberto Hernández, ex dueño de Banamex– no pagaban impuestos. Calderón se quedó callado.
Poco antes, cuando nos recibió, el panista prequntó que quién de nosotros era el que dibujaba a Fox "todo gordo". Algunos colegas me voltearon a ver. Calderón me miró y me preguntó entre risas, que por qué lo dibujaba así. –Pues porque es un marrano, contesté. A él le causó mucha gracia.
Durante la plática, y ante la andanada de críticas de los caricaturistas hacia Fox, Calderón trató de defenderlo. Llegó un momento en que se dio por vencido y, en voz baja, dijo, refieriéndose al entonces presidente: –Sí, es un pendejo...
Cuando Zedillo era presidente, los moneros bromeábamos dicendo que, si semejante personaje había llegado a la presidencia, cualquier pendejo podría ser presidente.
Con Fox, ya no fue broma.
Ahora, pienso que Calderón es más pendejo que Fox, sencillamente porque él cree que no lo es.